domingo, 9 de noviembre de 2008

ALEGRÍA (II)

Y cuando leemos la parábola de la señora que pierde una moneda, barre la casa y al final la encuentra. Se encuentra feliz, va a la casa de las vecinas y con alegría se lo comunica. ¿Y el pastor que deja solas noventa y nueve ovejas y busca la que se ha perdido, hasta que la encuentra para ir luego hasta donde están los otros pastores y se lo comunica con alegría?

Jesús es un personaje alegre. Los niños no se acercan a personas desconocidas y tristes. Jesús no llora en la cruz, pero si lo hace cuando se muere su gran amigo Lázaro. Jesús iba a las bodas y se le calumniaba porque era comilón y bebedor. Y cuando un pobre hombre que tiene una extremidad enferma lo pone bueno aunque es sábado y le están vigilando sus enemigos. ¿Por qué los cristianos debemos estar tristes y hablar sólo enfermedades, de mal tiempo y de asuntos pesimistas?

¿Por qué en muchos sitios se habla de rezar por los enfermos, moribundos, pobres, necesitados y nos olvidamos de rezar por el ama de casa que no para un momento, del niño que acaba de nacer, de la persona que abre cada día su negocio para ganarse de forma decente un sueldo…? ¿Cuándo va a ser el día que recemos por los médicos, maestros, profesores, alcaldes, políticos… que de forma noble y buena desarrollan su tarea diaria? Todo esto es alegría y satisfacción de ser cristianos responsables.

La alegría nos lleva a Dios. Los pecados nos alejan de Dios. No pasa nada por estar enfermos. Es una asignatura pendiente que debemos aprobar con buena nota a lo largo de la vida. Recordar que un enfermo triste es un triste enfermo. ¿Cuántas veces nos hemos reído hoy mismo? ¿Cuántos chistes conocemos? ¿Cuánto tiempo dedicamos a escuchar música alegre, la que nos guste? ¿Por qué siempre hemos de escuchar las tristes noticias que nos colocan en las emisoras y telediarios? ¡No compensa! Seamos originales. Riamos más cada día, leamos libros de chistes. Aprendamos a contar chistes simpáticos y veremos cómo cambia nuestro entorno.

Ah! Y ya acabamos. La ropa que usamos debe ser más alegre.¡Ya está bien de ropa oscuras y tristonas! ¡Hay que ir más veces a la peluquería y los hombres deben afeitarse a diario e ir muy elegantes. No es preciso cambiar de ropero cada quince días. Es cosa de estrategia. Con unas pocas corbatas, camisas y chaquetas, se pueden realizar diversos combinaciones -así le llamamos en matemáticas- en verano., invierno. otoño y cuando comienza la primavera. ¡Alegría allí donde estemos los cristianos!

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