lunes, 23 de junio de 2008

NOCHE DE SAN JUAN

La noche de san Juan tiene algún parecido a la noche de los Reyes Magos. En la noche de la venida de los pajes con los juguetes, todos nos echamos a las calles, con los abrigos o gabardinas, además de las bufandas antes de meterse en las camas para ver pasar las cabalgatas. En esta ocasión, también familias enteras se echan a las calles a disfrutar de los saltos de las hogueras, tomar unas sardinas, churrascos o chorizos –“Por san Xoan a sardina molla o pan”- dice el refranero popular gallego.

Los alumnos ya tienen las notas de los exámenes en el bolsillo –buenos o menos buenos- y acuden para exteriorizar su alegría por haberse acabado ya las clases. Hoy, que el tiempo atmosférico acompaña con una calma chicha hace que las calles se nos llenen de humos oliendo a grasas variadas. Pero eso es lo de menos. He presenciado otras noches similares a esta, en las que la lluvia, o una niebla pertinaz, no impedía que todos acudiéramos al rito de la noche “meiga”.

Los rostros pálidos de muchos jóvenes en pocos días se cambiarán en los tostados por el sol. No en vano han pasado muchas jornadas preparando las últimas lecciones, hasta que la madrugada les hacía espabilar y dormir algo ante del examen de turno.

Por este motivo sólo vale la pena la noche de san Juan. La gente hoy se encuentra, aún más feliz, después del resultado de España sobre Italia en la Copa de Fútbol de Europa. ¡Por fin pasamos de los cuartos a semifinales! Otro motivo válido. Y así podríamos ir citando otros más. Mañana de madrugada, con el sabor de la sardina todavía en el paladar, saldrá una amiga, Fina, con un grupo de compañeros y compañeras de viaje por España adelante. Les preparamos unos cancioneros para que disfruten con esos cánticos de siempre. “A Rianxeira”, “Na veira do mar”, “Ven bailar, Carmiña”, “Sálvora”, etc. Se cantan mejor fuera de nuestra Galicia.

Y es que la condición humana necesita de cantar, saltar, comer, beber, viajar, charlar de mil cosas, descansar… porque “la cuerda puede romper si se tensa demasiado” decía un amigo que tocaba el violín. Y nosotros somos como la cuerda que debe dar buena nota, pero que necesita de ser aflojada cuando sea necesario. ¡Viva la Noche de san Juan!, aunque alguien se pueda quemar al querer saltar la hoguera de nuestra calle o de la playa cercana. Una manera estupenda de disfrutar con los padres, hermanos, hijos,…

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