[Jesús Juan Pardo es licenciado en Ciencias de la Información y es experto en temas relacionados con los medios de comunicación y la familia.Es miembro de Civértice, un grupo de investigación integrado por personas de varias universidades y centros de enseñanza media cuyo principal objetivo es conocer mejor la relación del público infantil y juvenil con todo aquello que permita hablar de consumo en especial con las pantallas (Internet, TV, Videojuegos, Móviles, etc.-).
El teléfono móvil ha superado con creces la funcionalidad básica para la que fue concebido y se ha convertido, especialmente entre los más jóvenes, en un instrumento personal “casi imprescindible”. De hecho, uno de cada tres menores (38%) que utilizan habitualmente un teléfono móvil afirma que siente intranquilidad e incluso ansiedad cuando, por lo que sea, debe prescindir durante unos días de su móvil.Las posibilidades de este instrumento son cada día mayores y ya se ha extendido, como una epidemia, el uso del móvil como instrumento para jugar, enviar fotografías, chatear, etc.Reproducimos una entrevista a Jesús Juan Pardo realizada por Ane Urdangarin, que fue publicada en El Diario Vasco. Habla de teléfonos móviles, pero también del uso de Internet y de los videojuegos. Se dirige sobre todo a los padres y educadores.]
Colocar el ordenador con acceso a internet en la sala en vez de en la habitación del hijo, no dar un móvil exclusivo al adolescente, sino tener uno familiar que va cambiando de manos, controlar los videojuegos que entran en casa... Jesús Juan Pardo ha visitado San Sebastián para hablar sobre el ocio actual.
TELÉFONOS MÓVILES-
¿Si tuviese un hijo de diez años, ¿le compraría un teléfono móvil?
- El móvil ha traído consigo muchas comodidades y ventajas, pero vivimos en una sociedad que nos crea nuevas necesidades continuamente. Creo que un niño de 10 años no necesita un móvil para nada.-
¿Hay una edad idónea?
- Me parece que no es cuestión de edad sino de necesidad. Que los hijos tengan móvil puede ser útil en algunas ocasiones. Por ejemplo, si están fuera y tienen algún problema, el móvil permite que nos localicen con facilidad. Sin embargo, esas ocasiones no son las 24 horas del día. Me parece que sería mejor para los adolescentes no tener un móvil de uso exclusivo, sino familiar, y que sólo tuvieran acceso a él cuando sus padres lo considerasen oportuno. El problema no es tanto el móvil, como la importancia de educar en la moderación. Si a un niño o a un adolescente le das todo lo que pide no le haces más feliz, sino que le haces daño. Luego no podemos extrañarnos de que busquen la felicidad sólo en la posesión de cosas materiales: es lo que han vivido desde pequeños.
Diario de Molinoviejo (V)
Hace 1 año
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