[Pocos temas generan, con motivo, un debate tan acalorado como el aborto.
Recientemente se ha activado ese debate, en Estados Unidos, por la proyección de un documental, “pretendidamente neutro”, que presenta -durante más de dos horas y media- testimonios y opiniones a favor y en contra del aborto; también muestra sin tapujos los diversos procedimientos abortivos. Dejando de lado ese documental —que aunque sea un film de impacto no parece que vaya a aclarar nada sobre el valor de la vida humana—, lo que parece claro es que, después de la indefensa criatura a quien se mata, la segunda víctima del aborto es la mujer.
Dice Pilar Gutiérrez Vallejo en aciprensa.com: "Casi todas las mujeres que han abortado -por no decir todas- están sufriendo o sufrirán tarde o temprano lo que se conoce como ‘Síndrome Post-Aborto’." Son síntomas parecidos a los que sufren los soldados que regresaron de la guerra del Vietnam, o los que ahora vuelven de Irak, mutilados físicamente y alienados mentalmente. Dice Gutiérrez Vallejo: “La misma angustia, la misma desesperación, la misma culpa: pesadillas, insomnio, alcoholismo, agresividad o depresión, psicosis... y suicidio.” (…) “Siete veces más suicidio entre mujeres que habían abortado descubrió el Gobierno de Finlandia en un estudio de 1997 sobre una muestra de 9.129 mujeres tomada de la base de datos nacional..., un estudio impecable y estremecedor.”
Y sigue más adelante: “A los ojos del mundo, no les pasa nada porque el aborto es ‘legal’, y por definición, lo que es legal debe ser bueno, y lo que es bueno no puede hacer mal. Ergo, a las mujeres que abortan no les puede pasar nada, y si les pasa es su problema, es que, además, son idiotas o están desequilibradas... pero no por el aborto, claro. La sociedad no puede admitir que una mujer esté atormentada por algo que la sociedad misma le ha procurado, no puede reconocer que le ha dado veneno para beber y que por eso se está quemando por dentro.”
Diario de Molinoviejo (V)
Hace 1 año
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