martes, 4 de marzo de 2008

LA TELEVISIÓN Y EL CUENTO DE LA BUENA PIPA

Francisco Iglesias González escribió un artículo hace cuatro años, un mes antes de fallecer, y que se publicó en “El Periódico de las Mariñas” en el que hablaba sobre Zapatero en su campaña electoral del año 2004 eligió un comité de sabios para dar soluciones a la televisión de aquel entonces. Días más tarde del fallecimiento de Francisco Iglesias el 3 de marzo y los comicios fueron el 14-M, cuando nadie lo esperaba Zapatero fue elegido Presidente del Gobierno de España. He aquí el artículo que tiene mucha enjundia y hoy es de gran actualidad total:

“Metidos ya de bruces en campaña electoral, el líder del PSOE, Rodríguez Zapatero, ha elegido un denominado Consejo Independiente de Reforma de los Medios Públicos de Comunicación, al que ha encargado un informe vinculante sobre los principios y reglas que debería adoptar el gobierno para reformar la situación legal de los medios públicos estatales de comunicación, es decir de perfilar cuál debe ser el modelo de la radiotelevisión pública en España. En el caso que llegara a gobernar, el candidato socialista se compromete a aceptar lo que decida ese comité y a no nombrar personalmente al director general de RTVE. Uno de los que forman ese “comité de sabios” cumple este año los 81 (Lázaro Carreter), otro (Emilio Lledó) llega a los 77 años, los cinco son catedráticos y cuatro de ellos han hecho estudios de filosofía y letras. Son tantas las cosas que me sugieren la creación de un tal comité para cuestión tan compleja que su sola enumeración desbordaría esta página; así, pues, tengo que resumir y mucho.

En primer término, lo que tal decisión refleja es que el modelo de radiotelevisión dependiente del Estado no sirve, pero esto es algo tan sabido y tantas veces dicho por todo el mundo que no es novedad alguna. Otra cosa bastante clara es que muy mal, muy mal deben de andar de credibilidad o de pericia, o de ambas cosas a la vez, los dirigentes socialistas, cuando su secretario general tiene que recurrir a personas ajenas al partido para tratar de hacer creíble una promesa de tal calibre. Y otro significado más: el reconocimiento de que la televisión tiene difícil remedio y por eso se pasa la patata caliente a personas que, sin quererlo ni beberlo, se encuentran con la grave responsabilidad de arreglar el caos. ¿Y en virtud de qué los españoles tendrían que asumir lo que diga esa comisión de notables? ¿Y si lo que deciden es continuar como estamos o eliminar la televisión pública, lo asumirá también Zapatero? ¿Entonces?

Vamos, que aquí hay gato encerrado, lo veo clarísimo. Lo que en ele fondo pasa es que no se sabe coger por los cuernos el toro de la televisión. Igual que con los gobiernos actuales y precedentes: muchas leyes y disposiciones, pero la mayoría no se cumplen. Nada se dice, además, de lo que se haría con los canales autonómicos. ¿Someterlos a una similar propuesta? ¿Y por qué no empezar ya por aquellos que están bajo gobierno socialista? ¿Nada que decir tampoco de la televisión privada, sino dejarla en su deplorable estado actual? Hace tiempo, antes incluso de que existiese, era yo un firme defensor de la televisión privada; ahora y conocido su derrotero, esos canales me han defraudado por completo. Y he aquí el quid d la cuestión: la televisión pública tiene su mejor justificación en que la privada está peor. Y quizá por esto (ojo al dato) el interés de la clase política en tolerar que las televisiones privadas sigan dando pena y, con frecuencia asco; su programación a menudo degradante, es así balón de oxígeno para las públicas y elemento de comparación con el que éstas algo salen ganando. Porque si la televisión privada fuese buena, la pública no tendría razón de ser. Entiendes ahora, lector, lectora, el porqué del cuento de la buena pipa. ¿Hará falta que lo cuente?”

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