El próximo domingo, día 28 de octubre, hace dos años que fallecía en su casa de Obre (Betanzo) Alfonso Ríos. El día 27, sábado, a las seis de la tarde se celebrará en la parroquia del mismo nombre, un funeral por Alfonso pidiendo a Dios por él. Recordamos a continuación un escrito que salió en algún medio de comunicación a los pocos días de su fallecimiento.
“Hablar de Alfonso, como todos le conocíamos, es fácil y al mismo tiempo difícil. Ha sido una persona entrañable, muy humana, que se metía en las entretelas del alma. Una enfermedad nos lo ha llevado, cuando le quedaban muchas actividades por delante. Personas como Alfonso son muy necesarias en este mundo nuestro.
Natural de Obre (Betanzos) fue una persona sencilla y muy trabajadora. Se licenció en Filosofía y Letras en la Facultad Complutense, siendo alumno de Víctor García Hoz, eminente catedrático de Pedagogía que marcó pautas nuevas en el mundo de la educación del siglo XX. Al mismo tiempo fue profesor del Colegio Tajamar en Madrid, cuya orientación cristiana está encargada al Opus Dei. Después de educar y formar a multitud de alumnos que ocupan diversos puestos de responsabilidad o, sencillamente, son personas de a pie, se dedicó a dirigir varios colegios en Madrid, Ferrol y Vigo. Algunos años trabajó en el colegio Peñarredonda de A Coruña, donde dejó su impronta como coordinador de actividades educativas. Tuve la suerte de estar con él en este colegio durante varios años y fue el suyo un trabajo callado y eficaz al mismo tiempo.
Su trato con alumnos, padres y profesores era cordial y humano, sabiendo ver detrás de cada uno a la persona individual y única que todos llevamos dentro. Se preocupó siempre de dejar bien a los demás, incluso en las situaciones diversas por las que puede atravesar un educando, padre o profesor. En Alfonso destacó algo muy importante en un educador: la confianza. Fruto de su experiencia profesional de largos años, hace poco tiempo apareció un libro suyo muy recomendado para los que nos dedicamos a esta tarea educativa: “Un reto educativo: la confianza”. Su lectura es un cúmulo de ideas para una buena educación en el ámbito familiar o escolar.
Alfonso había nacido en una familia sencilla. Este tiempo de su enfermedad lo hemos podido comprobar cómo le trataron con cariño los suyos. Algunos amigos hicieron el resto, al acompañarle y estar junto a su lecho del dolor
En los meses de enfermedad han pasado por su casa de Obre cantidad de personas para preocuparse por la marcha de su estado. Acudían desde lejanos lugares para estar un rato en la habitación acompañándole y escuchándole. Y muchos, le llamaban por el móvil desde lugares diversos de nuestra España. Pienso que Alfonso ha llevado a su vida el primer punto de Camino, de san Josemaría Escriva: “Que tu vida no sea una vida estéril.-Se útil. –Deja poso. –Ilumina, con la luminaria de tu fe y de tu amor. Borra con tu vida de apóstol, la señal viscosa y sucia que dejaron los sembradores impuros del odio. –Y enciende todos los caminos de la tierra con el fuego de Cristo que llevas en el corazón”.José Pardo
Diario de Molinoviejo (V)
Hace 1 año
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