jueves, 8 de enero de 2009

LE OFREZCO SALUD POR CUARENTA MINUTOS AL DÍA

Esta frase que puede parecer el lema de un producto médico es atractivo por lo que más adelante se puede apreciar. Si hacemos una operación aritmética sencilla, como puede ser multiplicar veinticuatro horas por sesenta minutos que tiene una hora, nos salen un total de mil cuatrocientos cuarenta minutos que tenemos cada día a nuestra disposición (¿)

Me explicaré. Restemos tiempo dedicado a descansar cada noche. Ocho horas por sesenta salen cuatrocientos ochenta minutos. Entonces nos quedan algo menos. Después quitemos otras doce en asuntos varios, como pueden ser trabajos varios, comidas, lectura, estudio, televisión, etc. Vamos reduciendo el número de minutos hasta que nos quedan doscientos cuarenta minutos. Pues de esos vamos a despreciar los doscientos y nos quedamos con cuarenta.

Pues estos “cuarenta” son los que necesitamos de lunes a viernes para dedicarlos a la salud física. Se trata de poner dos condiciones que son las siguientes: constancia y exigencia por nuestra parte. Acudir a un gimnasio lunes, miércoles y viernes durante cuarenta minutos para realizar unos sencillos ejercicios físicos, dirigidos por una persona experta –monitor o monitora- que vaya graduando los diversos ejercicios. Y los martes y jueves, hacer lo mismo, pero en esta ocasión en una piscina climatizada adecuada a estas circunstancias. Serán ejercicios debajo del agua, que no es sólo natación, sino ejercicios varios, de extremidades superiores e inferiores.

Esto exigirá un orden por nuestra parte y dedicación de lunes a viernes. ¿Qué conseguiremos por respuesta? Mejorar nuestra condición física en cantidad grande. Y esto lo estamos considerando para personas mayores de sesenta y cinco años, que pueden hacer el esfuerzo cada jornada de cambiar las costumbres de sedentarismo por ejercicios físicos bien actualizados y estudiados científicamente.

Alguien dirá: “Es que yo paseo todos los días durante una hora” y con eso me basta. “Es que yo acudo a un gimnasio y me encuentro bien”, “Es que voy a una piscina climatizada y allí realizo series de natación”. No quiero quitar a nadie de sus buenas costumbres. Pero me dirijo a esos que no hacen nada cada día de ejercicios físicos y se quejan de los múltiples dolores que les provocan los años del DNI y la reuma o la artrosis o dolores de articulaciones. Alguno dirá “Tomo las pastillas y se me quitan los dolores”, pero esto es una falacia, ya que el dolor desaparece pero no la causa. Sin embargo está demostrado que con los ejercicios físicos todos los músculos, huesos, nervios, tendones y demás partes del cuerpo humano se ponen a funcionar, al igual que en una máquina cualquiera.

Por poner un ejemplo sencillo: cuando un cuchillo o herramienta la dejamos mucho tiempo al aire libre y no la usamos, ¿qué ocurre con ella? Se oxida y no funciona adecuadamente. Le echamos algo de aceite, la movemos unos minutos y todo vuelve a funcionar. Y vayamos al principio de este escrito: “Dedique cuarenta minutos de cada día y le devuelvo salud”. Hagamos la prueba durante un trimestre, por lo menos. Y después hablamos. Gracias -y de nada- por leernos

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