domingo, 11 de enero de 2009

¿ES MALO VER LA TELE A OSCURAS?

Oscar, me ha dado pie sobre el tema de este artículo. Gracias, Oscar, de paso hago publicidad de tu blog recién creado: http://aberrinfor.blogspot.com (os lo recomiendo)

El caso es que se dice que no es bueno estar con la televisión (o el monitor del ordenador) a oscuras. ¿Es eso cierto? ¿Y por qué? Bueno, pues es cierto, no es bueno ver una pantalla en una habitación sin luz, aunque ver la TV a oscuras no va a dejarnos ciegos, ni produce lesiones permanentes o pérdidas visuales irreversibles.

¿Y por qué es malo?. Porque engañamos a nuestros ojos. Me explico: el ojo es un órgano bien diseñado, y existen mecanismos muy eficaces para adaptarse a la luz y a la oscuridad. Los dos mecanismos principales son:

1. El iris. Lo que da el color de los ojos realmente es un diafragma que regula la cantidad de luz que entra en nuestra sensible retina. En circunstancias normales vivimos con mucha luz a nuestro alrededor, y el iris está más bien cerrado, es decir, la pupila (la niña), que es el agujero por donde entra la luz, es bastante pequeño. Entra la luz suficiente para que veamos bien, pero no excesiva para que haga daño a la retina.

En circunstancias de gran oscuridad, el iris se abre, lA pupila se hace muy grande y la poca luz que puede llegar al ojo se aprovecha para ver. Si recordamos los documentales de animales, los ojos de las lechuzas de noche son negros, es decir, la pupila muy grande.

2. La retina. Es la parte más sensible y delicada del ojo, hay millones de receptores de luz (como minúsculas células fotoeléctricas). En un artículo anterior explicaba los tipos de células que hay, y ponía algunas fotografías. Pero lo importante ahora es destacar que estos receptores son dinámicos y se adaptan a nuestras condiciones de vida. Si vivimos en medios con mucha luz, los receptores bajan su sensibilidad porque el exceso de luminosidad puede ser perjudicial.

Ante situaciones de penumbra los receptores de la retina cambian su metabolismo para aumentar esta sensibilidad. A partir de los 10 minutos de oscuridad total ya se comienza a notar un notable incremento de la sensibilidad, es decir, un pequeño estimulo visual que antes era invisible, tras 10 minutos a oscuras, ya lo vemos. Pero esta adaptación a la oscuridad es exponencial, y a los 16 días de oscuridad total (si, se ha realizado este experimento en humanos) somos capaces de ver muchísimo más que en condiciones normales. Nos convertimos casi en lechuzas

Entonces tenemos estos 2 mecanismos de adaptación. Si estamos en un entorno con luminosidad media es suficiente para mantener las condiciones que se llaman “fotópicas”, es decir, con abundancia de luz. Dicho de otro modo, pupila mas bien pequeña y retina con baja sensibilidad.

En cuanto apagamos la luz, comienza la adaptación al medio “escotópico”, es decir, a la oscuridad. Si en ese momento nos ponemos delante de una TV o un monitor, recibimos unos rayos de luz en el centro de visión que atenúan nuestra adaptación a la oscuridad. Pero aquí está el truco: la adaptación a la luz o a la oscuridad depende sobre todo de la cantidad de nuestro campo visual que esté iluminado. Por dónde nos venga la luz (el centro o los lados) o que sea una luz más o menos intensa (las pantallas dan luces intensas) es menos importante.

Es decir, aunque estamos concentrados en el centro de visión, donde está la tele o el monitor, y lo vemos muy iluminado, todo el resto de nuestro campo de visión está a oscuras. Y tenemos más campo de visión del que creemos, unos 180º, y la TV puede ocuparnos no más de 20-30º. Por lo tanto, nuestro cerebro cree que estamos casi a oscuras aunque nosotros estemos concentrados en la pantalla y la vemos muy iluminada. Y al creer que estamos a oscuras, nuestro cerebro manda a los ojos que se adapten a la oscuridad.

Se dilata la pupila y la retina comienza a aumentar la sensibilidad. Así la parte central de la retina, la que usamos realmente para ver, está recibiendo mucha luz de la pantalla, y por esta “errónea” adaptación a la oscuridad recibe más luminosidad todavía. Esta parte central, que se llama mácula, es precisamente la más sensible y delicada, y al recibir demasiada luz se fatiga.

Eso es lo que en definitiva se produce, fatiga visual, cansancio, y en algunos casos síntomas del tipo de dolor de cabeza, lagrimeo y visión borrosa. ¿Cómo lo solucionamos? Sencillo, con encender una pequeña luz, una iluminación indirecta aunque sea tenue, basta. Esa luz indirecta prácticamente nos pasa desapercibida, pero ilumina suavemente todo nuestro campo de visión periférico, se cierra la pupila y la retina se adapta nuevamente a la luz. Nosotros no nos damos cuenta, vemos igual, pero posiblemente nos cansemos menos.

En la conducción nocturna ocurre algo parecido, la poca carretera que se ilumina con los faros tiene una luz intensa, y el resto de campo visual es oscuro. Es normal que los ojos se cansen al conducir de noche, pero aquí no podemos solucionarlo. Encender una luz dentro del coche relajaría la visión, pero al disminuir la sensibilidad vemos peor la carretera, con lo cual no debemos hacerlo.

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