En el libro “Pasión por la excelencia” de Tom Peters y Nancy Austin, que todo educador –por supuesto los padres de familias y los profesores que se precien de ser educadores- debe leer con detenimiento, se encuentra una anécdota que habla mucho del cuidado de los pequeños detalles.
Se cuenta que un accionista y gran ejecutivo de una línea aérea de un país, volaba en uno de sus aviones como un pasajero más y se percató de un detalle nimio y pequeño. En aquel momento no dijo nada, pero sacó su agenda de bolsillo y anotó el dato. ¿Qué detalle era? Sencillamente los paños de los apoyacabezas estaban sin cambiar desde hacía semanas, por lo que mostraban una suciedad que molestaba a la vista delicada de unos ojos de empresarios y buen ejecutivo.
En la inmediata reunión de los accionistas dijo lo siguiente: “He volado en uno de nuestros aviones y anoté este detalle porque me pareció de gran interés. Si los viajeros se dan cuenta que no renovamos algo que salta a la vista, como es el caso de los paños de los apoyacabezas, que llevan semanas sin ser cambiados por otros limpios y lustrosos, tienen derecho a pensar cómo estarán los motores de nuestros aviones, que no están a la vista. ¿Estarán revisados cada cierto tiempo o se dejarán sin cuidarse? Y este detalle pequeño puede quitarnos mucha clientela”
Diario de Molinoviejo (V)
Hace 1 año
1 comentario:
El tema de las cosas pequeñas me ha gustado fuertemente. Razono: quiere muchos triunfos.
Ma agradaria que vuelvan auevos temas ;que apareciesen temss de ortografñia y redacciónn
Un escrito donde lo que abundan son la ortografía mala, tienen el fracaso,asegurado casi siempre, si no se poonen remedios a tiemlpo.-uanto antes.
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