sábado, 10 de noviembre de 2007

CHISTES PARA EL CUMPLEAÑOS

LOS VIEJOS DEL PUEBLO
En un pueblo de la sierra eran famosos los viejos que pasaban ya de los ciento y pico de años. Solían venir de todos los lugares, para hacer encuestas, estudios sociológicos y curiosos de los fines de semana. Un día ocurrió la siguiente anécdota:
-¡Oiga abuelo! ¿Usted que hizo para llegar a esta edad tan elevada?

-Pues, verás, majo: hice una vida muy sana. Levantarme muy temprano, cortar leña todos los días, dormir ocho horas y nada de alcohol. Así llegué a la edad de 124 años.

- ¿Y usted?, el que está a su lado:

- Yo he sido vegetariano toda mi vida. Nunca he probado la carne, ni el jamón serrano siquiera. El alcohol nada de nada y he caminado diez o quince kilómetros de vez en cuando. De mujeres, nada. Tengo mi esposa y nada más. Así llegué a los ciento cuarenta años.

- Bueno, bueno. Si no lo veo no me lo creo. Por último, señor, usted parece muy mayor, pero muy gastado por la vida. ¿Qué hizo entonces?

- Mire señor, Yo hice lo que quise: me emborraché muchas veces en mi vida, fui con todo tipo de mujeres, juergas las que quise y más, algún porro que otro, drogas de todo tipo… ¡qué le voy a contar!.

-¿Y que edad tiene, si no es mucho preguntar?

- ¿Yo? Pues veinticinco años, señor. ¡Qué más quiere, señor

EL HOMBRE TRANQUILO

Iba un señor con un amigo por la calle, cuando de pronto le cae una maceta recién regada. Se sacude el traje que acababa de estrenar y sigue su camino con tranquilidad plena. El amigo que le acompañaba, le dice:

- Pero no vas a presentar una denuncia a la policía municipal. ¡Qué tranquilo eres, tío!
- Mira, buen amigo. Trabajo diez o doce horas todos los días, gano un sueldo pequeño, tengo varios hijos que comen como limas, mi mujer gasta la tira, viven con nosotros los suegros… ¿Te parece poca cosa? Esto de la maceta no es nada comparado con lo que me ocurre cada día para sacar la casa adelante

UN ATRACO DE QUINIELA

Acude un atracador novato a una entidad bancaria y va muy nervioso porque era la segunda o tercera vez que atracaba. Se pone un pañuelo para que no le reconozcan y grita:
-¡Levante las palmas!, oigan ustedes.
- ¡Bueno!, pues póngale una equis. Fue la respuesta que oyó a través de la ventanilla.

EL JOVEN QUE QUIERE VIAJAR SIN PAGAR
Iban un grupo de chicos de excursión. Uno de ellos andaba mal de cuartos y para evitar pagar el billete se metió debajo del asiento. Comiera muy alto de estatura, le salían los pies por un extremo y la cabeza por el otro. En esto que llegó el revisor y le dice, mientras le daba un pequeño golpe en los pies:
- ¡Por favor, el billete!.
- ¿Quién, yo?
- ¡Sí, usted también!.


EL DE LA OREJAS GRANDES
Un señor no salía a la calle por tener unas oreja grande, hasta que un día un buen amigo le aconsejó ir a visitar un médico cirujano plástico que le resolvería el problema sin ningún complejo.

- ¿Pero se reirá de mí?
- ¡No, hombre, que es un buen profesional! ¡Te aseguro que nada de nada. Dile que vas de mi parte y ya está.

El de las oreja grande fue convencido y…

-Buenas, buenas. Vengo de parte de un amigo común.
- ¿Qué problema tiene que trae la cabeza vendada?
-¡Es que tengo una oreja muy grandes!
- Bueno, hombre. Quítese la venda y enséñeme…
El señor de la oreja grande comienza a quitarse las vendas y en un momento una oreja le cae hasta el suelo, toda ella muy grande…

El cirujano comienza a reírse de forma exagerada y el de la oreja grande le dice:
- Pues ya no le enseño la oreja grande…

(Dedicados a José M. y Quique)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchísimas gracias, Pepe, por los chistes con motivo de mi cumpleaños. Pasé un rato muy agradable. Te recomiendo, por si no lo sabes, la siguiente dirección:
htpp://www.aciprensa.com/navidad.
José Manuel LP