martes, 7 de abril de 2009

¿QUÉ TIENE QUE SUCEDER AÚN MÁS PARA QUE SE TERMINE EL TEMA DEL BOTELLÓN?

En la madrugada del sábado 4 de abril nos hemos levantado con la triste noticia de un policía que muere en acto de servicio cuando acudía para resolver el desorden en una pelea en el botellón del campus de Elviña, según se lee en la prensa. El compañero de la víctima está en la UCI. Y el conductor que se atravesó en su camino dio positivo en el control de alcoholemia.

Cualquiera que sea algo sensato se preguntará: ¿qué tiene que suceder aún más para que se solucione el tema del botellón? Porque allí había una pelea con arma blanca por medio, El uso y abuso indebido del alcohol –unido, quizás al consumo de drogas- da como resultado una situación que nadie es capaz de solucionar. ¿Qué autoridades son las nuestras?

¿Qué se puede decir a los familiares del fallecido que cumplía con su misión? ¿Acaso nos hemos acostumbrado a este estado de cosas y se nos pone la piel con una costra dura, que queda insensible, a los fallecimientos de agentes de autoridad y de jóvenes en plena juventud? ¿Qué aporta a nuestra sociedad y cultura el botellón semana tras semana?

Se han realizado estudios sobre el tema. El asunto no es políticamente correcto y ningún partido –en el gobierno y oposición- se atreven a hincarle el diente y solucionarlo de una vez por todas. Hace pocas fechas estuvo en A Coruña el famoso juez de menores Emilio Calatayud, que sabe cómo encarar el asunto, al aplicar las penas adecuadas a los que infringen las leyes. En algunas autonomías se ha solucionado bastante bien el tema.

No se trata de legislar nada nuevo, sino aplicar las leyes según el código. Todos somos responsables de nuestros actos. Los padres lo son de las actuaciones de sus hijos, cuando son menores de 16 años y deben correr con los daños, por ejemplo, ocasionados en el mobiliario urbano, que entre todos los ciudadanos pagamos con nuestros impuestos y que el ayuntamiento se encarga de cobrarnos puntualmente.

PREGUNTAS QUE ALGUIEN PUEDE RESPONDER.- ¿Hay cobardía o es que aún debemos esperar que mueran más personas? ¿Por qué motivo se ha callado todo este asunto? ¿Es que una vida de un agente de la policía no vale la pena y todo se arregla echando el telón? ¿Es que vivimos con una doble moral? ¿Acaso el culpable de todo el siniestro es de una familia “bien” y no interesa que se siga con el tema? ¿Qué pensará –durante toda su vida- este joven si no se le condena porque alguien tapa el tema? ¿Qué ocurriría si fuera alguien de una etnia de inmigrantes o de gitanos?

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