jueves, 9 de abril de 2009

HOY ES UN GRAN DÍA: JUEVES SANTO

Hoy es un gran día. Muy alegres debemos estar, ya que merece la pena. Los católicos consideramos en el día de hoy, Jueves Santo, el gran amor que Dios nos tiene a todas las criaturas, especialmente a las personas humanas. Hoy celebramos la festividad del Jueves en el que Jesús se ofreció por todos nosotros. Lo triste del caso es que las personas lo olvidamos con frecuencia y pensamos en nuestras vacaciones – ¡hasta los más pequeños dicen estar estresados!- y nos olvidamos de temas fundamentales, como es la gracia de Dios, la Eucaristía, el Sacerdocio, el Amor (con mayúscula) a Dios y a los demás y, por desgracia, nos olvidamos de algo muy especial que es el pecado.

¿Pero usted quiere amargarme las vacaciones de Semana Santa, en las que debo descansar de mi trabajo, de calamidad de mi jefe y algunos compañeros, de la crisis y me viene a hablar del pecado? ¡Pero, si eso ya no se lleva, amigo mío! ¿Cuándo se va a enterar usted, amigo mío!

El Amor y el Pecado viven en nuestras vidas, como vivieron siempre. Varios ejemplos: ¿Qué decir de la avaricia de muchos, que se creen los señores de todos los bienes y no desean compartir nada de nada? Esta mañana Radio Nacional de España decía que en Argentina unos potentados van a levantar un muro para salvaguardar los bienes de sus edificios, ya que están colindando cerca de una barriada donde la miseria humana es grande. Temen que algún día les entren a robar los “malos”, ya que ellos se consideran los buenos. ¿Existe el pecado o no?

Los que estas fechas recientes han sido detenidos porque hacían prostituirse durante veinte horas a unas mujeres, traídas de allende los mares, y que vivían hacinadas en habitaciones para ocho, en literas. ¿Cómo se le llama a esto en román paladino? Ellos pecan por avaricia, malos tratos. Ellas también –al igual que hizo la Verónica en tiempos de Cristo- por vender su cuerpo al mejor o peor postor. San Pablo dijo “Vuestro cuerpo pertenece al Espíritu Santo”.

Y no quiero detenerme a pecados nuestros, pequeños y grandes, de cada día. Daré unas pistas y que cada cual realice una auditoría –examen de conciencia- y saque consecuencias. ¿Cuántas veces llegamos tarde al trabajo o salimos antes de la hora? ¿En cuántas ocasiones no pagamos el IVA en las facturas? ¿Cómo realizamos nuestro trabajo cotidiano, con o sin chapuzas? ¿Cómo educamos a la prole que tenemos y cómo tratamos al cónyuge con el que un día firmamos un contrato de amor fiel para toda la vida? Son pistas, y me avergüenzo de escribirlas. Muchas veces ahí caigo y procuro enmendar la plana, como cuando íbamos al colegio y nos caía un borrón en la escritura.

Por este motivo, hoy es un gran día. Si tomamos el Evangelio nos encontramos con dos personajes, donde nos veremos reflejados en ocasiones: Pedro negó al Maestro de haberle conocido. Se arrepintió, lloró y fue perdonado. Judas, avaro donde los haya vendió a su Jefe. Se arrepintió, arrojó las treinta monedas y se ahorcó.

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