jueves, 28 de febrero de 2008

UNA ESPÍA QUE NO PUEDE SER MADRE:ALEJANDRA- FEMINISMO Y GÉNERO

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A Alejandra no le dejan conciliar: espía y madre, son incompatibles; el tema es muy fuerte y merece toda una reflexión; en el año 2005 comenzó su trabajo en el CNI y su jefe le preguntó si pensaba tener hijos: le contestó que sí; ha tenido un hijo y le han puesto de patitas en la calle, los mismos que cacarean la igualdad,- aprobada incluso por ley-, y la paridad en el terreno laboral, electoral y empresarial.

¡Cuántas cosas deben cambiar en nuestro país para no se considere «bajo rendimiento» la posibilidad de ser madre y espía! De entrada una mujer espía debe tener una cualificación de alto nivel y una serie de características muy específicas, y de salida, un coraje y un talante poco común entre la mayoría de los mortales, y esa capacidad profesional no se improvisa de la noche a la mañana; luego ha demostrado y con creces que es una buena espía, pero también, que desea contribuir al futuro de la humanidad con un nuevo hijo; la primera premisa se la aceptan si no lleva a cabo la segunda, cuando en realidad será más feliz, se sentirá mejor como persona y apor-
tará una de las riquezas más importantes por las merece la pena vivir.

¿Qué elementos deben ser incorporados a nuestra sociedad para que hechos como éste no vuelvan a ocurrir?: en primer lugar, establecer el horario europeo para todos, de forma que las guarderías funcionen al unísono, las reuniones se convoquen antes de las 5 de la tarde y finalicen a tiempo y las familias al completo puedan estar en sus hogares el tiempo necesario para atender a los hijos y el trabajo de la casa; cambiar la mentalidad de los directivos para que valoren mejor los resultados que la permanencia en el puesto de trabajo y la posibilidad de trabajar desde el propio hogar los dos primeros años de vida de sus hijos aunque las madres estén enganchadas al móvil y al ordenador más horas que las de la jornada laboral; establecer mayores ayudas sociales en forma de guarderías empresariales, elección o reducción de horarios para que sean los más satisfactorios; incentivos económicos que faciliten la atención de los hijos y el cuidado del hogar; o cursos de formación que enseñen a ser madres conciliadoras y profesionales competentes sin miedo al fracaso o a las excesivas dificultades. Y esto sólo para empezar, porque la conciliación trabajo-familia es un tema clave en nuestra sociedad que no ha hecho más que empezar. Y todos queremos que alcance un final feliz. MAROSA MONTAÑÉS DUATO. Periodista. Presidenta de la Asociación de Mujeres Periodistas del Mediterráneoo

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