martes, 26 de febrero de 2008

POESÍAS DE SAMANIEGO Y DE GIL VICENTE

Félix María de Samaniego (1745-1801)
El Cuervo y el Zorro

En la rama de un árbol,
bien ufano y contento,
con un queso en el pico
estaba el señor Cuervo.
Del olor atraído
un zorro muy maestro,
le dijo estas palabras,
o poco más o menos:
«Tenga usted buenos días,
señor Cuervo, mi dueño;
vaya que estáis donoso,
mono, lindo en extremo;
yo no gasto lisonjas,
y digo lo que siento;
que si a tu bella traza
corresponde el gorjeo,
juro a la diosa Ceres,
siendo testigo el cielo,
que tú serás el fénix
de sus vastos imperios.»
Al oír un discurso
tan dulce y halagueño,
de vanidad llevado,
quiso cantar el Cuervo.
Abrió su negro pico,
dejó caer el queso;
el muy astuto Zorro,
después de haberlo preso,
le dijo: «Señor bobo,
pues sin otro alimento,
quedáis con alabanzas
tan hinchado y repleto,
digerid las lisonjas
mientras yo como el queso.»

Quien oye aduladores,
nunca espere otro premio.

Gil Vicente(1465?-1536)

Del rosal vengo

Del rosal vengo, mi madre,
vengo del rosale.

A riberas de aquel vado,
viera estar rosal granado;
vengo del rosale.

A riberas de aquel río,
viera estar rosal florido;
vengo del rosale.

Viera estar rosal florido.
cogí rosas con sospiro;
vengo del rosale, madre,
vengo del rosale.

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