domingo, 3 de febrero de 2008

MERECIÓ LA PENA SER SU AMIGO (Y IV)

Francisco Iglesias González falleció hace cuatro años el próximo día tres de marzo de 2008. Se sometió a una operación días antes -que en principio debía ser fácil- y su organismo no fue capaz de superar los inconvenientes que surgieron. Quizás fue un fallo técnico o sencillamente humano de la medicina. Una semana en coma y el jueves finalizó su vida en la UCI de un hospital madrileño.

Hoy muchos amigos le hemos recordado. Mereció la pena ser su amigo por muchos motivos. Francisco se entregaba a sus amigos –entre los que contaba a sus alumnos universitarios- y les escuchaba y orientaba profesionalmente. Dialogaba con amigos y vecinos de Betanzos, con los que se paraba en plena calle, en un bar para charlar del tema que fuera. Francisco no despreciaba a nadie y por este motivo tuvo tantas amistades. Siempre habló bien de todos y cuando no podía hacerlo, optaba por el silencio. Era una persona noble y veraz. Muy alegre y con gran sentido del humor. Nunca utilizó la ironía que rompe la amistad, sino que, cuando debía hablar lo hacía directamente con quien fuera preciso.Francisco Iglesias era una persona muy culta, gran lector y ameno en su oratoria: ahí etuvo el gran secreto de sus frutos profesionale y personales.

Recuerdo que en cierta ocasión daba un curso a un grupo de alumnos en una ciudad en la que estaba allí el que estas líneas escribe. Me había invitado a asistir a una de las clases. Dio la clase de forma socrática. De pie, paseando de un lado para otro. Inició su disertación con una pregunta que dirigida a los alumnos aquellos: “¿Quién es el hombre?”. Los alumnos callaron e inmediatamente respondió Francisco: “Es el ser para el que trabajamos los responsables de los medio de comunicación. Un ser que tiene cabeza y corazón. Que busca siempre la verdad”. El resto de la disertación se la puede imaginar el lector, ya que con la preparación filosófica y periodística que poseía fue llevándolos, según iban surgiendo las preguntas de los asistentes al acto académico. Salí confortado de la sesión aquella y pienso que el resto de sus clases debían ser iguales: bien preparadas con argumentos y citas de todo tipo. Daba la impresión que improvisaba, pero cada una de sus clases les llevaba horas de trabajo concienzudo.

Alguien dijo, en la presentación del libro “Dar en el clavo”, que cuando Francisco Iglesias acudió a tomar posesión de su plaza de catedrático en la facultad de Ciencias de la Información en la Universidad Complutense, estampó su firma con un bolígrafo “bic”, de los que usamos en cualquier oficina, colegio, casa, etc. Con este anécdota quiso reflejar el que contaba este detalle, que a otros les habría pasado desapercibida, la sencillez y desprendimiento de Francisco. “Yo -dijo el que narraba la anécdota- hubiera llevado la mejor pluma que hubiera en el mercado en aquella ocasión. Y sin embargo Francisco Iglesias firmaba su toma de cátedra con un bolígrafo sencillo”.

“Dar en el clavo” es una recopilación de escritos de Francisco Iglesias en la prensa de su pueblo natal “Betanzos y su Comarca” durante los años 1995 al 1997, además de los aparecidos en “El Periódico de Las Mariñas” en los años desde el 1997 al 2004, en que fallece, que tiene un Prólogo escrito por José Antonio Miguez Rodríguez y la Presentación del libro está redactada por el hermano de Francisco, don José Manuel Iglesias González, sacerdote. Tanto uno como otro merecen la pena leerlos porque nos sitúa en el punto exacto de la categoría de Francisco Iglesias. No podemos evitar la lectura del “A modo de epílogo” que es una “Carta (abierta) a Francisco Iglesias”, firmada por Federico Fernández de Buján y que apareció publicada el 14 de abril de 2004 en “El Periódico de Las Mariñas”, número 84, en la página 14.

Y para terminar, quiero dedicar unas líneas al folleto editado “La alegría de vivir en Gracia”, que vio la luz en la Colección Juvenil MC, en su primera edición con 10.000 ejemplares, en enero de 1974. La 2ª edición fue en febrero del 1975, la tercera en 1984, la 4cvuarta hasta la séptima que sale en 1994. A los pocos meses del fallecimiento de Francisco Iglesias, en esta ocasión conjuntamente, se ha vuelto editar el mismo folleto, con unos comentarios de su hermano sacerdote don José Manuel Iglesias González que ha sido acogido una vez más con gran aceptación y cariño por todos los amigos y seguidores de Francisco Iglesias. Aunque Francisco vivía una fe sin esconderla no fue frecuente que escribiera este tipo de folletos o libros.

Gracias a Francisco Iglesias se han promocionado en diversas autonomías y ciudades de nuestra querida España la “Asociaciones e Telespectadores y Radioyentes”, las ATR en Madrid, País Vasco, Asturias, Valencia, Alicante, Andalucía, etc y en Galicia ATERGA (Asociación de Telespectadores y Radioyentes de Galicia), con la que colaboró en diversas conferencias, charlas e impulsó los Coloquios, que en el año 2007 llegó al número XVI.-

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