sábado, 28 de marzo de 2009

NADIE QUISO PERDERSE EL COLOQUIO CON EL ACTOR MEJICANO, EDUARDO VERÁSTEGUI

Los pasillos de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra estaban ayer por la tarde vacíos. Todos los alumnos se encontraban reunidos en una misma sala, el aula 6, para ver la proyección de la película Bella. Los 300 asientos no fueron suficientes así que muchos se tuvieron que conformar con ocupar las escaleras y los laterales. La asistencia había desbordado todas las previsiones. La razón principal de este interés fue el coloquio que se organizó después con el protagonista del film, Eduardo Verástegui que agotó la tarjeta de memoria de más de una cámara de fotos.

El actor respondió sonriente, durante más de hora y media, a todas las preguntas de los alumnos. Les habló de su conversión, del Eduardo de antes del que no se sentía orgulloso, de la rabia que le dan los estereotipos que acompañan en la pantalla a los latinoamericanos y de sus nuevos proyectos, que son muchos. Pero sobre todo habló del aborto. Tema central de Bella. "Más de cien bebés se han salvado después de que sus madres vieran esta película", dijo emocionado. "Cien que sepamos pero aunque hubiera sido uno habría merecido la pena tanto trabajo". que

Y aquí se emocionó recordando un caso concreto, el de Eduardito, un niño al que pusieron su nombre porque fue él quién evitó que su madre abortara y que murió poco después. Lloró recordándolo y la sala le demostró su apoyo aplaudiéndole.

"Antes no lloraba nunca porque pensaba que los mexicanos no lo hacían y ahora lo hago a cada rato, no sé que me pasa". Y volvieron las risas a la sala. El actor contó cómo ha convertido su casa "en un monasterio". Vendió todo y se quedó con lo básico y se le ve feliz. "Que se convierta en una tradición y que cada película que estrene venga a presentarla a la Universidad de Navarra", deseó. Los aplausos dijeron el resto. .

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