lunes, 9 de marzo de 2009

AUTOBUSES QUE FACILITAN HABLAR DE DIOS

Esta mañana he usado uno de esos autobuses que facilitan hablar sobre Dios a cualquier cristiano. Me di cuenta cuando bajé del mismo, pero lo tendré en cuenta a partir de ahora. La conversación está muy al alcance de cualquiera:

.- ¡Oiga, señor!, ¿se ha dado cuenta lo que dice el autobús?

.- ¿De que me habla, señor?

.- Dice que probablemente existe Dios o no existe. ¿Usted que piensa al respecto? Porque, le adelanto, que me trae sin cuidado su opinión, pues es cierto que Dios existe.

.- ¡Hombre, si se pone usted así? Pues, mire no me había parado en pensar en esta cuestión y ahora que usted lo dice, recuerdo que mis padres, mis abuelos y mis profesores, siempre me hablaron de la existencia de Dios. Nunca encontré nadie que me hablase de que Dios era un invento de alguien.

.- Pues sí señor. Me lo pone usted fácil. Los ateos y agnósticos son casi difícil de encontrar cada vez más. Lo que ocurre que creer en Dios es algo que compromete un poco.

.- ¡Hombre, claro! Todo en la vida compromete algo. ¡Hasta pertenecer a un equipo de fútbol o de basket! Pero para eso estamos. Mire cuando mi equipo de fútbol gana ¡me pongo la mar de contento…! ¡Y cuando pierde, lo paso fatal!

.- ¿No se ha dado cuenta querido amigo que cuando nos ocurre una desgracia fuerte es muy difícil superarla? Y si Dios existe, la cosa tiene otro color… La muerte, una enfermedad grave, un accidente y tantas cosas más… ¡qué duro y difícil son de llevar!

.- Pero, no es preciso llegar hasta esa situación. La vida misma de cada día, cuando es preciso levantarse para ir al trabajo de cada uno, nos ayuda más la creencia en Dios, que no sólo creer en el sueldo que vamos a ganar en las horas que echemos en el día. El diario vivir con la familia, las amistades se tienen que apoyar en algo sólido.

.- ¡Oiga, tiene usted razón! ¡Qué diferencia es la vida de una persona que cree en Dios a la de una persona que se considera “pasota” del todo!. Claro que eso de los diez Mandamientos que te obligan a una serie de asuntos, es algo durillo, en ocasiones.

.- Mire usted: ¿ha pensado lo que ocurriría si suprimimos todas las señales de tráfico en la carretera desde A Coruña a Madrid y que cada conductor haga lo que le venga en gana?...

.- ¡Oiga, señor, perdone, pero me he pasado de la parada del bus, con la conversación sobre Dios. Mire le dejo mi número del móvil y me llama y seguimos hablando del tema. ¡Qué buena idea esta de Dios! Y yo que estaba ya algo olvidadizo. Por favor, no se olvide de llamarme. Xosé Pardo (A Coruña)

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