sábado, 28 de marzo de 2009

ENTREVISTA A EDUARDO VERÁSTEGUI, DE "BELLA"

"Comprendí que no había nacido para ser estrella de cine sino para servir a Dios"

Vino a Pamplona a presentar su película "Bella". En ella interpreta a José, una joven promesa del fútbol cuya existencia cambia en un instante. A partir de entonces lucha por defender el derecho a la vida. Eduardo y José no son tan diferentes. La entrada, que costaba tres euros, destinada a financiar "Manto de Guadalupe", la ONG de Verástegui.

Viéndole vestido con su traje de chaqueta impoluto, su corbata azul a juego con el pañuelo del bolsillo, moreno, musculoso y con el pelo largo nadie hubiera dicho que a Eduardo Verástegui le ha cambiado tanto la vida. A simple vista sigue pareciendo el famoso actor de telenovelas que tanto éxito ha cosechado. El mismo cantante y modelo cuyas fotos decoran las carpetas y habitaciones de muchas adolescentes (y no tan adolescentes).

Sin embargo, poco tiene que ver ese Eduardo con el hombre que ayer habló ante más de 400 personas en la Universidad de Navarra. Con 28 años, cuando llevaba 10dedicándose al mundo de la interpretación, cuando se encontraba en la cima de su carrera, vivía en Hollywood y llevaba la vida por la que muchos lo hubieran dado todo, se dio cuenta de que se encontraba "vacío". Y descubrió cual era su verdadera misión: "conocer, amar y servir a Dios". Así comenzó una auténtica cruzada para llevar su mensaje por el mundo. De eso hace ya seis años.

-¿No era feliz con su vida de estrella?

-Me sentía vacío, solo, confundido y no sabía porqué. Pensaba "igual si consigo más fama, si gano más dinero..." y cuando conseguía esas metas veía que no me sentía mejor. Siempre me faltaba algo. Con 28 años fue cuando descubrí que el propósito de mi vida no era lo que pensaba hasta entonces, tener fama, dinero, éxito con las mujeres... La sociedad te dice continuamente que si no consigues eso eres un Don nadie y tú creyéndolo vas persiguiendo estos sueños.

-¿Cuál era su propósito entonces?

-Comprendí que no había nacido para convertirme en una estrella de cine, ni para ser famoso ni productor, estas circunstancias eran un medio nada más para conseguir algo más grande. Me di cuenta de que todo esto bien utilizado podía hacer mucho bien a la sociedad pero el fin de mi vida es conocer, amar y servir a Dios. Cuando yo descubro esto entonces viene la segunda pregunta: Bueno, quiero cambiar mi vida para siempre ¿qué tengo que hacer para seguir esta invitación a la santidad?

-¿Y qué tuvo que hacer?

-Me puse en manos de nuestra madre, la Iglesia, para poder consultar mis dudas y ser guiado hasta encontrar esa paz que toda la vida había buscado pero en los lugares equivocados. Quise dejarlo todo y hacerme misionero, irme lejos de Hollywood porque está lleno de tentaciones y sé que soy un hombre débil, pero mi director espiritual me dijo que mi lugar estaba en Hollywood, que lo fácil era huir. Debía quedarme y ser la luz en la oscuridad, ése era el lugar que debía evangelizar.

-¿Cuál fue el instante en el que se le reveló todo esto?

-Fue durante una conversación con mi profesora de inglés, Yasmin. Durante seis meses hablamos durante horas de la moral en las artes, la filosofía, ella me preguntaba cosas sobre mi vida y yo las iba contestando sin darles mayor importancia. Y de manera sorprendente en la última clase consiguió que explotara algo en mi alma, fue algo muy sencillo algo que me dijo que si te lo digo no tiene nada de profundo.

-Pruebe...

-Me dijo "Si realmente crees en Dios, en la Biblia y en los mandamientos y crees que tu cuerpo es el centro del Espíritu Santo y crees en la Iglesia y eres católico como dices, entonces ¿por qué ofendes tanto a Dios?" Y se fue. En ese momento algo pasó dentro de mí, se junto todo lo que habíamos hablado con las experiencias de mi vida, los consejos de mis papás, los 28 años de mi vida se juntaron y hubo como una explosión en mi corazón y ahí fue cuando me di cuenta de que estaba envenenando a la sociedad, lastimando a mucha gente, a mi familia, a mí mismo, no estaba respetando a las mujeres... Pero lo que realmente rompió mi corazón fue darme cuenta de que estaba ofendiendo a Dios con los talentos que me había dado.

-¿No le resulta difícil hablar de algo tan íntimo?

-Sí, no me gusta nada, me da mucha vergüenza. Pero lo hago porque es la oportunidad de reparar el daño que hice en el pasado. Igual si yo hubiera tenido la oportunidad de escuchar algo como esto cuando tenía 18 años me hubiera ahorrado muchos problemas.

-Supongo que no será fácil vivir en Hollywood pensando así.

-Hollywood está lleno de tentaciones, sí, pero le hice la promesa a Dios de que no volvería a trabajar en ningún proyecto que ofendiera mi fe, mi familia o a la comunidad latina. Pedí que me ayudara y de momento lo está haciendo.

No hay comentarios: