miércoles, 3 de junio de 2009

VIRGEN DEL CARMEN Poesía de F.G.

Hoy tres de junio, es un día algo especial. Una buena persona se nos ha ido de este planeta. Se llamaba Carmen. Era una mujer sencilla, una mujer buena -muy buena- capaz de todo lo que se le pidiera, una esposa esquisita y madre especial, amable y cariñosa; con las amigas, mujer delicada donde las haya. Su esposo está abatido por su marcha, al igual que los hijos y demás familiares. Los amigos lloramos su ausencia. Todos nos quedamos algo huérfanos.

Pero he aquí, que al llegar a casa, al rebuscar unos papeles me encuentro son unas poesías que el marido escribió hace años. El papel está amarillento por el paso de los años y allí me topo, entre otras, con una poesía que no me resisto a copiar tal cual la escribió el autor. Sobran palabras y que cada cual deduzca de los versos el cariño que encierra en sus catorce versos de rima asonante.


VIRGEN DEL CARMEN

Cuando me pongo triste, miro al cielo,
Te veo y empiezo a entusiasmarme,
pues lo que te he pedido Virgen del Carmen,
llega a mi alma, para animar mi desconsuelo.

Todo mi amor y mi constante anhelo,
es tu perdón y protección para ayudarme;
esa dulce mirada, para consolarme,
en mis horas de angustia y de recelo.

Querida madre, Virgen del Carmelo.
¡Cuántos corazones se hacen altares!
¡Cuántas viudas están a Ti rogando!

Y por la inmensidad de las eternos mares,
alabanzas por Ti, irán cantando,
agradeciéndote ese amor sincero.

F.G. (A Coruña)

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