BUENAS MANERAS Y EDUCACIÓN

Se viene observando de unos años a esta parte que las buenas maneras y educación se van perdiendo en nuestra sociedad occidental. Y es una pena que algo que tiene un valor grande, que se ganó década tras década, se pierda por un abandono. Algunos ejemplos que son las perlas últimas que aprecié en algunos ambientes. ¿Quién es el culpable? Quizás sea el estrés de la crisis, la rapidez como queremos vivir. No es culpable el gobierno como diría más de uno. ¿Serán las familias? Bastante hacen con sobrevivir.

Perlas que indican que no se viven buenas maneras: Es “normal” que los chicos -y no tan chicos- eructen, durante o después de la comida. También lo es que algunos listillos se te cuelen en la cola del bus, en la oficina bancaria o en el supermercado, van corriendo para tomar el número antes que el anciano que va despacio por culpa de los achaques de salud. ¿Qué decir de los tacos y maneras en el hablar cotidiano, tanto en mayores como jóvenes, gente de bien o personas que no tienen estudios? ¿Qué pensar de los actos vandálicos de la noche en la que el Barcelona quedó campeón de la Copa de Europa, donde algunos quemaron todo poible de arder -¡hasta una bicilcleta- y se organizó una batalla campal, conheridos de una y otra parte? ¿Qué hubiera ocurrido si en vez de ganar hubieran perdido?

Capitulo aparte es el vestir tanto en hombres como en señoras. Ahora que se acerca la época veraniega más de uno/a mostrarán sus encantos en playas y calles adyacentes. Como decía un profesor a una señorita con un escote enorme: -“¡Por favor, señorita, el que está aquí para enseñar es el profesor o profesora!. No nos enseñe sus intimidades, porque nos distraen sin necesidad alguna”. Pienso que las buenas maneras no son algo ñoño, ni una memez. Tampoco lo es la música clásica. Es cuestión de afinar la mente y el espíritu ¿Cuántos años llevamos escuchando a Wagner, Chopin, Listz o Mozart? ¡Cuántas melodías que se escuchan ahora tienen en sus estribillos tonos de la música clásica y los chicos las tararean encantados sin saber de dónde proceden! Pues así en muchas buenas maneras.