LA HOMOSEXUALIDAD Y LA POLÍTICA GAY
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Los gays y las lesbianas constituyen un movimiento político. Tiempo de lectura aproximadamente: 2:35 mnutos.
Una vez más, los lobbys gay y lésbico han vuelto a demostrar su intolerante imposición de la tolerancia poniendo el grito en el cielo por lo que les voy a contar. Resulta que el cantante italiano Povia ha narrado la verdad de su propia experiencia homosexual componiendo una canción para el próximo Festival de San Remo en la que relata que «Luca era gay» y dejó de serlo porque consiguió salir de la homosexualidad. Según este cantante: «Gay se hace, no se nace»
.
Para el poderoso lobby, esta declaración supone una herejía contra el dogma de lo políticamente correcto y, sin embargo, lo que Povia ha dicho está dentro de la más estricta coherencia de acuerdo con la ideología de género y la teoría Queer que constituyen la ideología oficial. Ambas corrientes postulan que la identidad de sexo es producto de una elección y no de la naturaleza, recuerdan aquello de Simone de Beauvoir: «La mujer no nace, se hace».
Conviene distinguir entre homosexualidad y gay y lesbiana. El primero es aquella persona, varón o mujer, que tiene una tendencia sexual en virtud de la cual le gusta y le atraen las personas de su mismo sexo. Se trata de una realidad tan vieja como la humanidad. Lo otro es un concepto político y cultural que surge después del 68 como una consecuencia más de la ideología de género y que irrumpe políticamente con gran fuerza a partir de los fracasos de las administraciones sanitarias contra el sida durante los años 80.
Esta historia bien pudo comenzar cuando la feminista radical Kate Millet se hizo famosa por salir del armario públicamente en 1970, declarando en la portada de la revista Time su orgullo de ser lesbiana. A partir de entonces, el feminismo radical, originariamente fomentado por las lesbianas radicales, construyó la tesis en virtud de la cual «la heterosexualidad es el mecanismo clave de dominación sobre las mujeres de la civilización andrógena», como escribió la poetisa Adrián Rich.
Ésta es la razón por la que la líder del movimiento gay, lésbico y transexual del Estado Español, Beatriz Gimeno, declara que su lesbianismo lo vive como una liberación contra la heterosexualidad. En esta historia, los gays siempre fueron al carro de las feministas radicales, para finalmente ser deglutidos por ellas en la llamada teoría Queer, que básicamente postula que el sexo es una parodia, para demostrar que puede cambiarse cuando se quiera de identidad sexual; ellos montaban la fiesta y la algarabía, mientras ellas se instalaban en el partido gobernante, al menos en España.
Siendo esto así, por qué anatematizan a todo aquel que dice querer cambiar porque se puede salir de la homosexualidad, como es el caso del cantante italiano Povia, confirmando que su identidad sexual es cambiante. Más aun, cuando en un caso como éste, quien narra su experiencia homosexual la califica de «nomadismo sexual sin fidelidad ni posibilidad de compromiso».
La respuesta, una vez más, es que estamos ante una cuestión política. Los gays y las lesbianas constituyen un movimiento político con una ideología que pretende transformar la sociedad. Ellos no quieren cambiar, quieren que cambiemos los demás haciendo que lo Queer se convierta en lo normal, por eso nadie se puede salir de la línea. Al cabo lo que sucede es que los homosexuales, al igual que pasó con las feministas, están siendo manipulados por un grupo político al que llaman lobby de gays y lesbianas. Jesús Trillo Figueroa Martínez-Conde
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