A falta de religión, rebajas de espiritualidad. Aunque se dice que vivimos en un mundo materialista, el supermercado de productos espirituales está más saturado que nunca. Surtido no tanto de religión, como de “espiritualidad”. La moda de temporada no es la búsqueda de Dios, siempre exigente y radical, sino los remedios inmateriales utilizables como recetas psicológicas a la carta y las revelaciones de supuestos misterios esotéricos. Basta ver que hasta nos los ofrecen en los quioscos de prensa.
De enero a junio de este año, el diario El País ha ofrecido a sus lectores la colección de libros y DVD Cuarto Milenio, formada por 25 capítulos. Inspirada en el éxito del programa que le da nombre, esta colección abarca “casos y enigmas de lo oculto”. Brujería, ovnis, poltergeist, fantasmas, exorcismos y visiones sobrenaturales constituyen algunos de los temas. Lo cual revela que, a la hora de las ventas por promociones, el talante positivista y secularista de El País no hace ascos a la superchería irracional.
En su edición televisiva, Cuarto Milenio mezcla tres ingredientes. Por una parte, asuntos carentes de base científica, como el aura, los bosques encantados, o el “hombre polilla”. Por otra parte, disputas que se sustentan en documentación más o menos contrastada: papeles desclasificados de la CIA, posibles paraderos de nazis fugados, hambrunas de la historia española. Y, por último, divagaciones delicuescentes acerca de sucesos macabros, fotografías borrosas, libros de alquimia o portulanos anónimos. José María Sánchez Galera
Diario de Molinoviejo (V)
Hace 1 año
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