viernes, 31 de julio de 2009

SE TERMINA EL MES DE JULIO DE 2009 Y...

Se acaba el mes de julio. Para algunos habrá sido un mes genial. Para otros les queda un recuerdo menos bueno. Lo que es preciso hacer es una evaluación de cómo hemos encajado todos los temas que la vida de cada día nos ha ido presentando. E intentar superar el golpe y mejorar la situación de cada día del mes que viene. No podemos pensar que la culpa de que las cosas vayan mal es de los demás. Y nosotros somos los buenos de la película. Mal camino sería este. Es mejor ver -de forma sencilla y objetiva- lo que aportamos a nuestra familia, sociedad, comunidad de vecinos, ámbito donde nos movemos, etc. Y después poner el remedio oportuno que en cada caso sea necesario. He aquí algunas ideas –no son todas y tampoco las más importantes- que se nos ocurren:

• ¿Qué sugerencias hice en mi hogar para que esté más agradable?

• ¿Qué aspectos he procurado mejorar de la decoración?

• ¿Fui ordenado en las cosas que me correspondan?

• ¿He vivido la puntualidad a la hora de comer y/o cenar o fui a mi capricho?

• ¿Cuántas veces he ordenado la sala de estar para que esté más acogedora?

• ¿Me he parado a considerar los gustos de los demás o sólo me preocupé de pasarlo yo bien?

• ¿Cuántas me ofrecí voluntario para realizar un arreglo de cualquier asunto?

• ¿Conozco a los vecinos con los que uso el ascensor y les saludo amablemente?

• ¿Estoy disponible para lo que haga falta o miro para otra parte?

• ¿Me preocupo que funcionen bien los servicios públicos o me limito a criticar negativamente?

• ¿Dispongo de mi tiempo libre para realizar alguna tarea de caridad –hablar con ellas, sacarlas a pasear, llevarles una película que les distraiga, invitarlas a tomar unos dulces en una fiesta, etc- con otras personas que viven solas o abandonadas?

• ¿Se desprenderme de ropa y objetos que no uso con el fin de que otras personas puedan usarlas?

• ¿Tengo exceso de prendas de vestir y zapatos?

• ¿Pienso sólo en mis caprichos o problemas que me invento?

• ¿Cuántas veces he llamado por teléfono a un amigo para felicitarle por su santo, cumpleaños o éxitos académicos?

• ¿Poseo objetos que son superfluos? ¿Me desprendo de ellos cuando llegan las fiestas navideñas o el verano para que otras personas puedan disfrutar de ellas?

• ¿Voy siempre a lo mío sin mirar a los demás que no pueden llegar a disfrutar de muchas cosas de las que dispongo en muchas ocasiones?

• ¿Realizo viajes no necesarios sólo por la vanidad de “haber estado en tal situación o lugar”?

• ¿Sigo siendo una persona que piensa solamente en pasarlo bien, sin pensar en mis padres, hermanos, abuelos, etc que cada día se sacrifican por sacar la casa adelante para que no me falte nada?

• ¿Soy una persona superficial, frívola e inmadura para los años que tengo?

• ¿Se puede contar conmigo, olvidándome de mis derechos, para hacer feliz la vida de los demás?

• ¿Me conformo con ganar una cantidad de dinero cada mes sin pensar en otros valores humanos, como son la solidaridad, nobleza, esfuerzo, acabar bien las cosas, vivir la puntualidad, sinceridad, hablar bien de los demás, optimismo al encarar cada día la vida?

• ¿Tengo resquemores con los demás y me percato que los demás lo pasan mal quizás por algo que no “veo porque soy despistado?”

• Concretamente, ¿qué hice hoy por los demás para que sean más felices y dichosos? ¿Cuántas conversaciones he provocado sobre temas que les interesa a los demás?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Viene bien hacer una evaluación de nuestro comportamiento de alguna época de nuestra existencia. Se pueden sacar buenas y acertadas consecuencias. Román Penoucos Freixido (Ourense)