sábado, 4 de julio de 2009

¿CÓMO PUEDO SER AMABLE?

Hace pocas fechas cayó en mis manos un pequeño folleto que respondía a esta cuestión. Venía a decir que algunos tienen muchos amigos y otros difícilmente pasan de dos o tres. Hace pocas fechas me encontré con una persona que se quejaba que se le había muerto un amigo. A continuación me decía que ahora le quedaban cuatro nada más. Y no es que fuera una persona rara, ni joven ni mayor. ¡Sólo cuatro en toda una vida!

Unos sintonizan inmediatamente con las personas, el cartero, la señora de la panadería, el kiosquero, el chofer del bus, etc. Sin embargo, otros tardan una eternidad. ¿Dónde está el secreto? En un valor humano que se llama la amabilidad. Este valor nos ahce fáciles para conectar con nosotros y al revés.

¿Cuáles son los rasgos de la amabilidad? Bastante. Sonreír siempre. Ser positivos aunque caigan chuzos en pleno verano.. Persona de trato agradable, tener educación, contar hasta cincuenta antes de decir un taco fuerte, ser respetuoso y delicado siempre, mirar a los ojos cuando se habla con alguien, prestar atención a lo que nos dicen, mostrarse sencillos en el trato como uno es, tener buen humor, prestar atención a lo que nos cuentan, ir limpios y arreglados, bien afeitado en el caso de ser caballero, y en el de las señoras, ir bien maquilladas y con cierta gracia en la ropa que se lleva, tener y manifestar ilusión por la vida y las cosas varias, hablar de manera expresiva, ser fuertes y no quejarse continuamente –que si hace calor, que si está nublado, que si n o se durmió bien aquella noche porque … ¡no se puede soportar una persona quejica por todo!

Ser amables no es una estrategia para caer bien, ni es marketing, sino el deseo esforzado para hacer felices a los demás, olvidándose de uno mismo. Ya puede ser un familiar. un amigo o vecino. En el ascensor, al llegar a la oficina, al despedirse, en la conversación, en mil y un detalle debemos ser amables. ¡En el teléfono saber escuchar y responder con amabilidad!

Una persona amable tiene las puertas abiertas siempre. Y no se puede confundir con el clásico amigo de dorar la píldora, porque se nota al momento. Un amigo amable no busca nada para él, sino que se da a los demás. En todo momento. Nunca es un resentido, ni pasa factura por los servicios realizados. ¡Es fácil ser amables? Estas vacaciones de verano tenemos ocasión de poder experimentarlo.

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