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Los niños de Estados Unidos pasan casi tres horas al día viendo televisión, según estudios recientes. Es cierto que la cifra es muy alta, y no podemos olvidar que la pantalla televisiva moldea significativamente el desarrollo de los hijos.
Ya en 1990 el Congreso americano aprobó la Ley de Televisión Infantil con el objetivo de incrementar la programación educativa e informativa. De forma más reciente ha determinado que las cadenas de televisión han de satisfacer las necesidades educativas e informativas de los niños. De este modo se les pide que su programación responda a estas necesidades, y deben limitar el número de anuncios comerciales durante las horas de programación infantil.
La Comisión Federal de Comunicaciones desarrolló unas normas para llevar a cabo este objetivo, mediante las cuáles se debía informar a los padres y consumidores sobre los programas educativos, definir el tipo de programas y transmitir programación educativa durante tres horas semanales como mínimo.
Los niños y la violencia en la televisión
Por desgracia una parte abundante de la programación actual es violenta. Estudios realizados sobre los efectos que ésta puede tener sobre los jóvenes, han llegado a distintas conclusiones, como que los niños pueden acabar volviéndose inmunes al horror que supone la violencia, acaban aceptando la violencia como un modo de resolver conflictos, imitan la violencia que observan en la televisión, se identifican con ciertos caracteres, desde víctimas a agresores...
Lo que parece que sí está demostrado es que los niños que están expuestos de un modo excesivo a la violencia en televisión tienen una tendencia a ser agresivos. Es cierto que la televisión no es la única fuente del comportamiento violento, pero sin duda alguna es un factor que contribuye de forma significativa.
Otros factores por el exceso de televisión
Pasarse muchas horas ante la pantalla, aunque sea mirando otro tipo de contenidos que no estén relacionados con la violencia, también tiene sus consecuencias contraproducentes. Algunos de estos problemas relacionados son del tipo que sustituye el ejercicio físico, hace que se debiliten las relaciones sociales con los amigos y familiares, acaba sustituyendo la lectura, tan necesaria en las etapas de aprendizaje, ya que es más cómodo ver la pantalla que leer un libro y debilita el tiempo de dedicación a los estudios.
Ver la televisión no es malo, pero un mal uso de ella puede repercutir de modo negativo en los hijos. Puede ser un gran entretenimiento y una divertida forma de enseñar, pero también, en contraposición, puede ser un factor negativo en el proceso de maduración personal.
Algunas ideas para aprender a ver la televisión
A medida que crecen los hijos, y más hoy en día cuando la imagen impera por encima de los libros y las palabras, resulta muy necesario educar en un uso adecuado de la televisión. Merece la pena fomentar actividades alternas como el deporte, leer, conversar, etc... Durante las comidas apagar el televisor —sobre todo durante las horas de trabajo escolar— y fomentar el diálogo entre los miembros de la familia. Otra idea es poner límites al tiempo dedicado a ver la televisión, de modo significativo durante las noches antes de ir a la escuela. Ver la televisión padres e hijos juntos, puede servir para dar explicación a diversos contenidos y mensajes comerciales que se ofrezcan en la pantalla. No permitir que en la habitación de los hijos haya televisión, y por otra parte tenerla en un lugar común que facilite su uso familiar. Evitar programas que se sabe que contienen violencia y sexo explícito, y apagar el aparato —o cambiar de canal— ante escenas de este tipo
Un modo de contrarrestar la presión que ejercen los amigos y compañeros, es ponerse de acuerdo entre varios de los padres estableciendo unas pautas comunes y similares sobre la cantidad del tiempo y el tipo de programas. Sin duda alguna el propio ejemplo de los adultos siempre es el mejor modo de educar a los hijos. Y aunque pueda costar ponerlo en práctica a la larga los beneficios siempre serán muy positivos.
En definitiva, no se trata de no ver la televisión, sino de hacer un uso adecuado de ella. Seguro que así se acabará disfrutando mucho más. Oscar A. Matías. Historiador. Director de Educar es Fácil
Diario de Molinoviejo (V)
Hace 1 año
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