“Cuando era joven y mi imaginación no tenía límites, soñaba con cambiar el mundo. Al volverme mayor y más sabio, descubrí que el mundo no cambiaría; entonces, decidí cambiar sólo mi país. Pero también él parecía inamovible.
Al ingresar en mis años de ocaso, en un último intento desesperado, me propuse cambiar sólo a mi familia, a mis amigos, pero por desgracia, no me quedaba ninguno… Y ahora que estoy en mis últimas, de pronto me doy cuenta: si me hubiera cambiado primero a mi mismo, con el ejemplo y las palabras habría cambiado a mi familia.
A partir de esa inspiración y estímulo, podría haber hecho un bien a mi país y quien sabe, tal vez incluso… habría cambiado el mundo.”
(Palabras encontradas en las criptas de la Abadía de Westminster.)
Diario de Molinoviejo (V)
Hace 1 año
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