Aunque algunos digan o piensen lo contrario, las personas necesitamos de la familia. Es en el ámbito familiar donde nacemos, crecemos, aprendemos, nos educamos, enfermamos, nos hacemos personas con criterios firmes y al final es en una familia, rodeado de los seres queridos, donde abandonamos este planeta. Muchos de los acontecimientos actuales – drogas, alcoholismo, violencias de todo tipo, el famoso botellón, etc- que están ocurriendo y de los que cada día los medios de comunicación nos informan detenidamente son motivados por falta de una familia como debe ser.
¿Sería acaso el estado o gobierno que nos manden las urnas quién qrreglaría los problemas? Perdone que me anticipe: no. Nunca la familia podrá ser sustituida –auque haya estupendos psicólogos, psiquiatras, sociólogos- por unos profesionales asépticos que desean realizar las funciones de los roles familiares, por mucha sabiduría de libros que posean.
Pongamos unos ejemplos sencillos y de fácil comprensión. ¿Quién sería la persona que sustituyera a una madre, cuando el chico/a entra por la puerta de casa con la cara compungida porque sufrió un bacatazo en unos exámenes? ¿Qué persona será capaz de alimentar las mentes –y sentimientos- de los hijos/as cuando ellos/as vengan con un problemón de alta graduación, porque se han enterado en la calle del barrio de tal y cual cosa?.
Cada cual que aguante su vela. En España, gracias a Dios, somos todavía muchos los creyentes que deseamos vivir con nuestra familia de siempre (la llamada tradicional) porque hasta ahora nos ha funcionado genial. ¡Oiga, señor, que llevan ustedes con este tipo de familia años –mejor dicho, siglos- y la cosa parece que va a la bancarrota! Mi respuesta es esta: cuando alguien me invente otra mejor, seré el primero en anotarme en el sistema. Nadie se asuste que en la familia nuestra haya, hubo y habrá fallos garrafales. ¿Quién es el gran gurú o sabio de cualquier país, raza y religión que sea capaz de organizar algo que no tenga fallos de todo tipo? Seamos serios y sensatos, además de coherentes.
La reunión del domingo de Madrid–treinta de diciembre, fiesta litúrgica de la Sagrada Familia- no ha sido aprovechado por nadie para realizar una política especial contra el gobierno en el poder. Ha sido, sencillamente, para recordar que estamos en una sociedad que se ha olvidado de asuntos elementales que deterioran el ámbito familiar. Ya sea una familia cristiana, agnóstica, atea, judía, árabe, japonesa, hindú, etc. Hoy leemos la prensa y escuchamos la radio y televisión –la televisión se escucha, además de ver- y algunos atacan a los obispos porque dijeron esto y aquello sobre el aborto, la homosexualidad, las parejas de hombre con hombre y mujer con mujer, etc. ¿Acaso es la primera vez que nos lo dicen? ¿Acaso el gobierno de ZP no nos está atiborrando de sus consignas de todo tipo para conseguir –antes o después- su programa político?
Diario de Molinoviejo (V)
Hace 1 año
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