lunes, 19 de octubre de 2009

EN EL ROSARIO CRISTO DESTACA CLARAMENTE (II)

Rezar el Rosario es contemplación. No se puede reducir a una simple oración vocal por ferviente que ésta sea; se debe acompañar de una consideración amorosa, sino el Rosario estaría desprovisto de su savia nutricia y no sería más que la sombra de él mismo.

Sobre ese punto, todos los documentos pontificales son formales, el Rosario que evocan y que recomiendan implica no solamente la recitación oral del Ave y del Padre Nuestro, sino la meditación de los misterios. Gracias a ellos el Rosario hace posible una comunión espiritual con Cristo que continúa estando verdaderamente presente en sus misterios y comunica a cada uno de ellos su eficacia propia.

Poco a poco, tras frecuentar a Cristo en los misterios del Rosario, el cristiano, según estas hermosas palabras de Pío X, "incorpora la santa costumbre de Cristo".




Benoit Thierry D'Argenlieu, La théologie du Rosaire
in Maria, études sur la Vierge Marie, Tome V

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