miércoles, 17 de diciembre de 2008

LAS NAVIDADES (II)

Como decíamnos ayer...
Pero José, que debía ser una persona responsable, pregunta por el que sustituye al fallecido Herodes, y resulta que es nada menos que su hijo Arquelao, que seguía con las mismas intenciones del padre. José decide entonces vivir en Nazaret y allí morirá José, aunque no hay constancia en los Evangelios. Jesús habría aprendido el oficio del padre y se ganaría la vida realzando trabajos propios del mismo. Por este motivo, cuando empieza su vida Publica se le llamará “el hijo del carpintero o artesano”.

Es preciso tener en cuenta que las Navidades se han deformado. Pienso que no descubro ningún secreto a voces. Una cantidad de intereses económicos se mueven alrededor de estas fiestas navideñas. Otro escribiría sencillamente “fiestas”. Grandes almacenes, restaurantes, agencias de viajes, hoteles, estaciones de eskíes, lugares exóticos con buen clima, etc nos ofrecen su mercancía. Y los hombres picamos el anzuelo y nos olvidamos durante unas fechas de la vida ordinaria para meternos en una dinámica de comidas suculentas, bebidas sin fin, regalos de todo tipo, que nos hacen ser títeres de un consumismo salvaje.

La Navidad debe recuperar su sentido cristiano cuanto antes. Es bueno celebrar el nacimiento de Jesús, pero de forma más sencilla. Es necesario alegrarse que naciera Dios, para salvar al hombre, que se había alejado de Él. Pues, sí. La verdadera Navidad es la que deja en los cristianos un poso de fraternidad con las demás personas, que procede de sentirnos hijos de Dios.

Aquí está la cuestión más importante de estas fiestas navideñas: reafirmarnos que somos de la estirpe de Dios –somos hijos adoptivos de Dios- y esto nos da la gran categoría de formar una sola raza, la de quienes son hermanos de todos los demás hombres. ¡Cómo cambian las cosas si tenemos este punto de vista bien cogido! Leamos el Evangelio y allí se no aclaran estos conceptos.

Me atrevo a pronosticar que el día en que muchas personas se den cuenta de este sentido de la Navidad se terminarán muchas discordias entre países fronterizos o no, la paz volverá a ser algo normal y no cosa de sólo unos días, las personas veríamos en los demás a seres amigos –perdón, “hermanos”- y sería una delicia salir de viaje, convivir con otras personas de otros lugares. Y no deseo que nadie me pueda definir como persona “visionaria” o “utópica”. Vale la pena estudiar a fondo la historia del hombre y percatarse que no es nada nuevo lo que manifiesto.-¡Felices Navidades!

No hay comentarios: