sábado, 31 de enero de 2009

LA SANTIFICACIÓN DEL TRABAJO DE UN CARNICERO

Nacho Alonso nació en Barcelona en 1963. "Cuando yo tenía quince años, mi padre montó una granja de cerdos en Ortigosa del Monte y me vine atrabajar aquí". Está casado con Blanca y tienen nueve hijos.

Nacho Alonso nació en Barcelona en 1963: toda su familia es de Segovia, pero pasaron unos años en Cataluña por el trabajo de su padre en una empresa de construcción.

-¿En qué se nota que eres del Opus Dei?

-"Creo que en todo: en que intento trabajar bien, en que procuro comer todos los días en casa, en mi preocupación por la familia, en la pelea por vivir con alegría y servir a los demás; pero si te refieres a los detalles externos, pues supongo que en que voy a Misa de 7,30 u 8 todos los días -salvo cuando he de ir al matadero a las 6,30, que la dejo para la tarde-, en que saco tiempo para ir a un círculo de formación los jueves y a un retiro mensual, incluso para dar una charla de doctrina cristiana un lunes al mes".

-¿De qué va esa charla?

-"Pues mira, la última fue el 22 de diciembre, el día de la lotería, y
expliqué desde la Visitación hasta los Reyes Magos. Tratamos los temas de cada tiempo, pero con tres referencias fijas: la virtud de la humildad, el sacramento de la Confesión y el Cielo. Empezamos 2 y ahora somos 11: al final hacemos una merienda con una vueltita de chorizo, patatas... pero no vayas a pensar que vienen por la merienda: pagamos a pachas. A la gente joven le interesa mucho la religión."

-¿Es más difícil sobrevivir a la crisis económica o sacar adelante una familia numerosa?

"-Vaya pregunta. Yo todavía no he sentido fuerte la crisis económica en mis carnes -nunca mejor dicho-, tal vez porque siempre he vivido alquilado y no tengo hipoteca. Además, los hijos ya se van independizando -el mayor tiene 22 años y la menor dos y medio-. Sí que se va notando la crisis en el despacho de la carnicería: apenas piden chuletitas de lechal o vacuno de calidad; se vende mucho pollo, carne picada, salchichas, carne para guisar... pero todavía no estamos en los niveles que salen en la prensa, al menos en esta zona."

"En cuando a la familia numerosa, qué quieres que te diga, la educación de los hijos es un arte: primero hay que enseñarles a no romperse... y luego hay que estar ahí para ayudarles a pegar los trozos. La verdad es que tengo unos hijos estupendos, y una mujer que no me merezco. Doy muchas gracias a Dios. Pienso que las mujeres son superiores a los hombres absolutamente en todo."

-¿Tú mujer trabaja fuera de casa?

-"Sí. Ella estudió Magisterio, y ejerció de maestra en casa durante años, pero luego entró a trabajar en una Asesoría Fiscal para atender las llamadas y papeleos... y ahora lleva la contabilidad de no sé cuántas empresas. Vale mucho. De todas formas, la compra la hago yo: incluso tengo un proyecto de dar cursos especiales para enseñar a los maridos a hacer la compra. Me encantan los números, y si tuviera tiempo me dedicaría a las inversiones en Bolsa; pero trabajo aquí 365 días al año, y no veas lo que cuesta llegar a fin de mes con tanta familia; en verano ni te cuento, porque en verano llegan los campamentos, y mi presupuesto de campamentos es fenómeno.

-¿Y cómo se santifica en el trabajo un carnicero?

-"Me ayuda ver desde mi despacho los edificios de Molinoviejo -una casa de retiros y convivencias que dirige el Opus Dei- y acudir al Señor que sé que está allí presente en la Eucaristía; pero prefiero contarlo en vídeo con una historia de la vida misma."

http://www.opusdei.es/art.php?p=31858

UN SUEÑO DE DON BOSCO QUE SE REALIZA (I)


A los nueve años tuve un sueño que se me quedó profundamente gravado en la memoria. En ese sueño, estaba cerca de nuestra casa en un patio muy grande donde muchos niños jugaban. Unos reían, otros blasfemaban. Al oír las blasfemias, me lancé de súbito entre ellos, dando voces y golpeándolos para callarlos.

Entonces, apareció un hombre imponente. Su rostro era tan luminoso que no se le podía ver de frente. Me llamó por mi nombre y me dijo: - No es con golpes sino con la mansedumbre y la caridad que vas a hacer de ellos tus amigos. Comienza a hablarles de la fealdad del pecado y del valor de la virtud. Intimidado, temeroso, le respondí que yo no era más que un pobre niño ignorante. Los chicos dejaron de pelearse y de gritar, se agruparon en torno a Él. Yo le pregunté:

-¿Quién es usted para ordenarme estas cosas imposibles?

-Justamente, porque te parecen imposibles debes hacerlas posibles, obedeciendo y adquiriendo sabiduría.

-¿Cómo puedo adquirir sabiduría?

-Te daré una institutriz. Con su ayuda podrás llegar a ser sabio.

-¿Pero, quién es Usted?

-Yo soy el Hijo de esa Mujer a quien tu madre te ha enseñado a rezarle tres veces al día. Mi nombre pregúntaselo a mi Madre.

(Don Bosco ,Recuerdos Autobiográficos)

viernes, 30 de enero de 2009

CONVERSAR CON LOS HIJOS

Los hijos no necesitan declaraciones de principios: "Mira, hijo, tú y yo tenemos que ser amigos". Lo que necesitan es que su padre y su madre se comporten como tales, los quieran y se pueda hablar con ellos. Las hijas suelen ser más expresivas; y hay hijos varones, que lo cuentan todo, son pura vivacidad; con ellos, si se les atiende lo necesario es fácil conversar, aunque a veces haya que decir: "Pancho calla, que yo también te tengo que decir algo".

Hay hijos que, por el contrario, son más retraídos: con éstos hay que tener el "don de la oportunidad", para no desaprovechar los momentos en los que quieren hablar; por ejemplo, al final del día cuando se les ve con deseos de hacer confidencias, o merodean por la cocina queriendo encontrar a alguien que les atienda; y tener paciencia para dejar que expliquen lo que quieren contar.

Es importante que desde pequeños la madre y, también, el padre actúen así, pues esto hará que la confianza en ellos se vaya acrecentando. Si no, más adelante, les ocurrirá lo que les pasa a muchos en la actualidad, que piden con desasosiego ayuda porque no logran entenderse con sus hijos adolescentes. Aunque eso ocurriera no hay que desanimarse: "con los hijos siempre hay tiempo".

Cuando la adolescente ha comenzado a percibir una actitud receptiva y comprensiva en su madre, se confía para consultarle sus problemas con los demás y, en concreto, con los chicos que trata. Por otra parte, es una pena que las hijas –que suelen admirar y llevarse mejor con el padre, que los hijos varones– le pierdan, en ocasiones, el respeto por la torpeza propia de algunos hombres en el trato con ellas o su escasa comprensión de las necesidades sociales de las mujeres.

"¿Qué has hecho? ¿Dónde has estado? ¿Con quién has ido?..." Sobre todo las madres, preguntan demasiado: les aturden. Los padres les sermonean, y es mejor dejarles hablar. Escuchar atentamente, procurar no hacerles preguntas que les distraigan de lo que están contando. Cuando se paran: ¡esperar! (seguro que están pensando cómo decir lo siguiente; o no saben cómo continuar).

Les facilita seguir, repetir, de alguna manera, lo último que han dicho; por ejemplo: "O sea, que tú crees que todo el mundo no es como esa chica…". Nunca escandalizarse de nada que cuenten: "has hecho bien en decírmelo, porque así podemos tratar de darle solución…"

Una fórmula para que el trato con los hijos, en especial con los adolescentes, sea armonioso sería: Hay que conseguir la comunicación, el diálogo, apoyándose en el afecto, para llegar a una forma de amistad propia de padres e hijos, que obliga a escucharse, a dialogar y a negociar lo negociable.

Saben lo que esperamos de ellos, y cómo nos gustaría que se comportasen, porque nos lo han oído muchas veces; es mejor tratar de conseguir que sean ellos mismos los que se paren a pensar y nos digan cómo ven las cosas y qué planes proponen para mejorar.JOSÉ lUIS MOTA. CANARIAS

jueves, 29 de enero de 2009

HOY EN FRANCIA HUELGA GENERAL

Como hay huelga general en Francia y en España nada de nada...¡hoy nada "De àfrica vine"!. Mañana, ya veremos lo que hay...

miércoles, 28 de enero de 2009

PENSAMIENTOS Y CITAS XVIIII

* Un error es tanto más peligroso cuanta más cantidad de verdad contenga. Anónimo.

• Los deseos de nuestra vida forman una cadena, cuyos eslabones son la esperanza Lucio Anneo Séneca (55 a de C.- 39)

• La mediocridad consiste, posiblemente, en estar delante de la grandeza y no darse cuenta. G.K- Chesterton (1874-1036) Escritor británico.

* La religión sin la ciencia estaría ciega, y la ciencia sin la religión estaría coja también. Albert Einstein

• Si no esperas lo inesperado no lo reconocerás cuando llegue. Heráclito.

• Napoleón acabó perdiendo porque libro una batalla de más. Dominique Nora.

• El éxito tiene muchos padres, pero el fracaso es huérfano. John F. Kennedy. Presidente de los Estados Unidos.

• En la pelea, se conoce al soldado; sólo en la victoria se conoce al caballero. Jacinto Benavente. Dramaturgo español.

• Presencia de ánimo y valor en la adversidad, valen para conquistar el éxito más que un ejército. John Dryden, poeta, autor dramático y crítico británico..

• Si nunca has tenido un gran éxito, no sabes lo que vales; el éxito es la piedra de toque de los caracteres. Amado Nervo, poeta y diplomático mexicano.-

• Creo que Dios existe y que de Él viene todo. El orden y la armonía de las partículas atómicas tienen que haber sido impuestos por alguien. Werner K. Heisenberg, Premio Nobel alemán.


• El mayor acto de fe es cuando una persona decide que no es Dios. Anónimo.-

martes, 27 de enero de 2009

¡QUÉ IMPORTANTE SON!

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Hoy estuve en una mesa redonda sobre “La educación en época de crisis” y durante el desarrollo de la misma se dejó claro algo muy importante como es el papel de los abuelos en la educación de los niños, jóvenes y no tan jóvenes. Y no leS faltabaN razón a las personas que aseguraban tal hecho, ya que se pregunta uno qué sería de nuestra sociedad occidental sin el apoyo de los abuelos en la formación de los nietos. No dejan de ser una mano de obra bastante barata, ya que no cobran horas extras, ni festivos, incluso, apoyan la "jugada" con sus ahorros.

Es de justicia y necesario que se le dé la importancia que tiene, aunque muchos hagan oídos sordos. Por ejemplo, los políticos que no hacen ni caso al esfuerzo que realizan estas personas –los abuelos-- para poner paz y calma en los hogares, enseñar con sus chascarrillos a tantos niños, huérfanos del cariño paterno y materno durante las horas laborales que sus padres dedican a la empresa, sin preocuparse dichas empresas de los hijos de sus empleados, ni apoyarles con unas subidas de vez en cuando, ya que están preparando las personas - hombres y mujeres- del futuro.

¡Y qué a gusto están los jóvenes junto a los abuelos, que les permiten tantas libertades que los padres son incapaces de transigir! Recuerdo el pasado día de gran ventolera en nuestra Galicia, cómo una abuela me llamó por teléfono –preocupada por uno de los nietos que se encontraba lejos del hogar suyo-- y a ella le tenía inquieta y nerviosa por el retorno del nieto al hogar. Creo que aquella noche esta buena señora no pegó ojo, toda nerviosa por el posible accidente que pudiera tener el nieto. Al final todo aca
bó estupendamente y volvió la calma. ¡Qué delicadeza del cariño de la abuela por el nieto! Y esto es uno de tantos casos que se dan día a día.

lunes, 26 de enero de 2009

VEINTICUATRO MANERAS DE AMAR (II)

Ayer publicamos doce maneras de amar. Aquí van las otras doce:

• Contestar –si te es posible- a todas las cartas (o correos electrónicos) que recibes cada día.-

• Entretener a los niños pequeños. No pensemos que con ello perdemos el tiempo.-

• Animar a los mayores -bendita tercera edad- y no engañarles como chiquillos, pero subrayar todo lo positivo que encuentres en ellos.

• Recordar las fechas de los santos y cumpleaños de los conocidos y amigos. Celebrarlo siempre que se pueda.

• Hacer regalos muy pequeños, que demuestran el cariño pero no crean obligación de ser compensados con otro regalo.

• Acudir puntualmente a las citas, aunque tengas que esperar tú.

• Contarle a la gente las cosas buenas que alguien ha dicho de ellos.

• Dar buenas noticias.

• No contradecir por sistema a todos los que hablan con nosotros.


• Exponer nuestras razones en las discusiones, pero sin tratar de aplastar.

• Mandar con tono suave. No gritar nunca.

• Corregir de modo que se note que te duele hacerlo